Cómo engordar los cogollos: floración explosiva
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En esta fase, las plantas necesitan abono especial de floración, que contiene dosis aumentadas de fósforo y potasio, los dos elementos cruciales durante la floración, ya que son los “materiales de construcción” con que la planta va a formar sus cogollos. Además, todas las grandes marcas de abonos incorporan en sus gamas el aditivo PK 13-14, fósforo y potasio para un aporte extra de estos dos elementos. El PK 13-14 puede suministrarse desde el principio de la floración, al principio en dosis muy pequeñas (0,25 ml. por litro) para ir aumentando progresivamente (0,75 ml. por litro en la tercera semana y así sucesivamente). También se puede esperar a la cuarta semana, que es cuando realmente se desarrollan los cogollos, y darles directamente una dosis en torno a 1,5 ml. por litro. En todo caso, las marcas indican en sus envases las dosificaciones óptimas.
Evidentemente, el principio de que es mejor quedarse corto que pasarse sigue teniendo plena vigencia en floración, por la sencilla razón de que es más sencillo solucionar un problema de carencia que uno de sobrefertilización. Hay que estar atentos, porque las necesidades de las plantas cambian a lo largo de la floración, así que hay que adaptar bien las dosis. No todas las variedades de cannabis florecen igual, ni tampoco todos los ejemplares dentro de una variedad. Algunas plantas desarrollan muy rápidamente sus cogollos durante las primeras tres-cuatro semanas, mientras que otras se desarrollan de manera explosiva algo más tarde.
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Si nos estamos quedando cortos con el alimento, lo que se detecta fácilmente por las manchas amarillas de las hojas, una solución rápida y cómoda es alimentar a la planta a través de las hojas, mediante pulverización. Se prepara la solución nutritiva como siempre, pero en vez de suministrarla en el agua de riego, la pulverizamos sobre la planta. Esto favorece una absorción “de choque”, más rápida, que además no cambia el pH del medio, pero no debe hacerse por sistema, sólo como remedio de emergencia. Una gran ventaja de este sistema es que nos permitirá comprobar rápidamente si hemos diagnosticado bien el problema de la carencia, ya que las hojas reaccionarán muy deprisa a esta forma de alimentación. Si faltaba determinado nutriente, las plantas deberían estar de nuevo verdes al día siguiente de alimentarlas por pulverización a través de las hojas. En floración es muy importante tener a mano nutrientes individuales, como nitrógeno, fósforo o calcio, para poder solucionar cualquier carencia sin sobrefertilizar a la planta con los otros componentes de un abono.
Hay muchos cultivadores que interrumpen completamente la alimentación en las últimas dos semanas o dos semanas y media. Algunas plantas acumulan largo tiempo los nutrientes durante la floración y por eso no necesitan más alimento, aparte del que seguramente habrá todavía en el medio si habéis proporcionado las dosis adecuadas durante las primeras semanas. Se pueden suministrar, eso sí, estimuladores de floración que no contienen nutrientes.
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En caso de que cultivéis en hidroponía, se puede dejar de alimentar a las plantas sólo cinco días antes de la cosecha, porque con estos sistemas las plantas acusan de forma muy rápida la privación de nutrientes. Si en esta ultima etapa las hojas empiezan a amarillear por falta de alimento, no os preocupéis: en este caso es algo positivo, porque las plantas están aprovechando sus últimas reservas de alimentos, enviándolas hacia los cogollos, y si asimilan todas las reservas acumuladas de los abonos, esto repercutirá favorablemente en el sabor de la hierba.
CONTROL DEL CLIMA EN FLORACIÓN
Aparte de vigilar la nutrición, es necesario que durante la floración redoblemos la atención hacia el control del clima. Casi tan importante como la alimentación extra es una buena ventilación. Para formar cogollos grandes, las plantas necesitan un aporte reforzado de CO2 durante las horas de luz y es muy importante que el aire circule y se renueve. Los invernaderos y armarios de cultivo pueden tener agujeros en su parte inferior, por los cuales entra aire cargado de CO2, y este aire se saca posteriormente, una vez que el CO2 ha sido absorbido por las plantas, mediante un extractor situado lo más arriba posible. También pueden usarse intractores para introducir aire rico en CO2 (aparte te sugerimos la posibilidad de utilizar tabletas de CO2, que se han consagrado como medio muy efectivo y económico de lograr floraciones verdaderamente explosivas). No está para nada de más el uso de ventiladores, ya que las plantas agradecen que el aire se mueva y circule por el espacio de cultivo, y además nos ayudan a evitar un excesivo aumento de la temperatura. En verano, época de floración, las plantas pueden afrontar las temperaturas altas sin problemas, pero la temperatura de los armarios de cultivo no debería superar la del exterior.
Aparte del aire y la temperatura, debemos preocuparnos por supuesto de la humedad. Si en la fase crecimiento decíamos que la humedad alta es muy positiva para el desarrollo de la planta, en floración debemos tener cuidado, ya que los cogollos son un imán para hongos y plagas de todo tipo, y nada hay que les guste más a estos que la humedad. Repetimos: si en crecimiento nos viene bien una humedad en torno al 80 por ciento, en floración no deberíamos superar el 50 por ciento. Para tenerla controlada, lo mejor es utilizar un termohigrómetro que nos diga dónde nos situamos y para reducirla podemos añadir ventiladores, aumentar la potencia de los que ya tenemos instalados o bien valernos de deshumidificadores.
Hablando de plagas, hay que considerar la posibilidad de rociar los cogollos con pesticida de forma preventiva. Normalmente, la fase crítica de la floración se sitúa entre la tercera y la quinta semana, cuando los cogollos dan su principal “estirón”, y este es el momento más peligroso en lo que se refiere a las plagas. Hasta la tercera semana se puede administrar un pesticida sin mayor problema, pero en la quinta semana ya puede ser problemático.
Bien, si todo se hace como es debido, ya no nos queda mucho más que hacer excepto ver cómo se desarrollan más y más filamentos blancos, cómo los pequeños cogollos crecen unos dentro de otros para formar grandes cogollos densos y apiñados y cómo éstos se van cubriendo posteriormente de relucientes gotas de resina cargada de THC, que brilla bajo la luz de los focos y hace que se nos caiga la baba sólo de imaginar lo que nos espera cuando nos los fumemos.
Algunas marcas de abonos desarrollan potenciadores para suministrar a las plantas en las últimas semanas de floración y darles un impulso extra de crecimiento o aporte de azúcar a los cogollos. Te animamos a que desarrolles tu espíritu científico y pruebes, pues es la única manera de conocer: un buen cultivador no se queda anclado para siempre en fórmulas fijas, sino que deja un margen a la experimentación y a la mejora. Éste es seguramente el mejor momento.
Deja un comentario y nos cuentas que tal la floración de tus plantas.