Diferencia entre F1 y F2
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Los bancos de semillas holandeses suelen vender híbridos F1, es decir, las semillas resultantes de cruzar dos plantas procedentes de dos razas puras distintas. Gracias a este proceso de hibridación, las plantas resultan más fuertes, vigorosas y productivas. Cuando se cruzan entre sí dos F1, el resultado se llama F2, y son semillas que ya no tienen la fuerza de las F1. El elemento más importante para la producción de semillas F1 de calidad es tener unos buenos padres de razas puras.
Los bancos holandeses más importantes acusan a los bancos pequeños de no vender híbridos F1, sino cruces F2 realizados con las semillas F1 de los bancos más prestigiosos. En realidad, los cruces F2 efectuados entre dos plantas F1 de la misma variedad dan lugar a semillas que en un 50% de los casos serán parecidas al padre o a la madre y el otro 50% presentará caracteres intermedios. De hecho, los cruces F2 pueden servir para rescatar los padres de un F1. Estos cruces también dan plantas buenas, aunque no todas salen iguales; unas serán mejores que otras y la homogeneidad no está garantizada. Las semillas F2 deberían ser más baratas que las F1 y el vendedor debería especificar siempre que tipo de híbrido está vendiendo. Otro tipo de cruce es el que se hace con plantas F1 de distinta variedad. En realidad a este cruce no se le puede llamar F2, puesto que cada planta proviene de una variedad. El resultado de cruzar dos F1 distintos normalmente es aun más variado que en las semillas F2.
Las razas puras suelen ser bastante homogéneas y casi todas resultan parecidas. La productividad de estas variedades normalmente es menor que los híbridos holandeses, aunque esto no es siempre cierto, especialmente en el caso de las sativas más grandes. Las razas puras son útiles para desarrollar nuevos híbridos F1 y también para desarrollar una buena y potente raza propia. En este caso seleccionaremos las mejores plantas cada año y las cruzaremos entre sí. Si la selección es buena y no escogemos el primer macho y la primera hembra que encontremos, la raza no tiene porqué degenerar.
El principal problema de las razas puras reside en la latitud de sus países de origen. La mayoría de las sativas puras provienen de países cercanos al ecuador, donde el fotoperiodo es muy diferente. Cuando las plantamos aquí suelen tardar mucho en acabar de florecer y en ocasiones no están listas hasta noviembre, diciembre e incluso más tarde. En las zonas más cálidas y meridionales de la península, así como en Canarias, esto puede no ser un problema. Las condiciones del norte peninsular son otra cosa; las lluvias otoñales u las primeras heladas pueden dañar las plantas antes de que acaben de madurar.
Los bancos holandeses más importantes acusan a los bancos pequeños de no vender híbridos F1, sino cruces F2 realizados con las semillas F1 de los bancos más prestigiosos. En realidad, los cruces F2 efectuados entre dos plantas F1 de la misma variedad dan lugar a semillas que en un 50% de los casos serán parecidas al padre o a la madre y el otro 50% presentará caracteres intermedios. De hecho, los cruces F2 pueden servir para rescatar los padres de un F1. Estos cruces también dan plantas buenas, aunque no todas salen iguales; unas serán mejores que otras y la homogeneidad no está garantizada. Las semillas F2 deberían ser más baratas que las F1 y el vendedor debería especificar siempre que tipo de híbrido está vendiendo. Otro tipo de cruce es el que se hace con plantas F1 de distinta variedad. En realidad a este cruce no se le puede llamar F2, puesto que cada planta proviene de una variedad. El resultado de cruzar dos F1 distintos normalmente es aun más variado que en las semillas F2.
Las razas puras suelen ser bastante homogéneas y casi todas resultan parecidas. La productividad de estas variedades normalmente es menor que los híbridos holandeses, aunque esto no es siempre cierto, especialmente en el caso de las sativas más grandes. Las razas puras son útiles para desarrollar nuevos híbridos F1 y también para desarrollar una buena y potente raza propia. En este caso seleccionaremos las mejores plantas cada año y las cruzaremos entre sí. Si la selección es buena y no escogemos el primer macho y la primera hembra que encontremos, la raza no tiene porqué degenerar.
El principal problema de las razas puras reside en la latitud de sus países de origen. La mayoría de las sativas puras provienen de países cercanos al ecuador, donde el fotoperiodo es muy diferente. Cuando las plantamos aquí suelen tardar mucho en acabar de florecer y en ocasiones no están listas hasta noviembre, diciembre e incluso más tarde. En las zonas más cálidas y meridionales de la península, así como en Canarias, esto puede no ser un problema. Las condiciones del norte peninsular son otra cosa; las lluvias otoñales u las primeras heladas pueden dañar las plantas antes de que acaben de madurar.